lunes, 8 de octubre de 2007

El Ego

Un joven que buscaba un maestro capaz de encauzarle por el camino de la santidad llegó a un "ashram" presidido por un gurú que, a pesar de gozar de una gran fama de santidad, era un farsante. Pero el joven no lo sabía.

"Antes de aceptarte como discípulo", le dijo el gurú, "debo probar tu obediencia. Por éste "ashram" fluye un río plagado de cocodrilos. Deseo que lo cruces a nado".

La fe del joven discípulo era tan grande que hizo exactamente lo que se le pedía: se dirigió al río y se introdujo en él gritando: "alabado sea el poder de mi gurú". Y, ante el asombro de éste, el joven cruzó a nado hasta la orilla y regresó del mismo modo, sin sufrir el mas mínimo daño.

Aquello convenció al gurú de que era aún más santo de lo que había imaginado, de modo que decidió hacer a todos sus discípulos una demostración de su poder que acrecentara su fama de santidad. Se metió en el río gritando "¡Alabado sea yo! ¡Alabado sea yo!", y al instante llegaron los cocodrilos y lo devoraron.
Una historia de Anthony de Mello

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